lunes, 25 de febrero de 2008

pétalos de piedra.

hoy el recuerdo ya nunca marchito pesó y flotó pesado pesando tranquilo bajando al fondo del agua verde traslúcida hasta los 10 metros. Y luego negra. Y luego aparece denuevo y cae. Y cada vez que el nunca marchito regresa cae a la velocidad que circula la sangre estando así, sentada, respirando con suficiente oxígeno, con el estómago pesado.

Como el ritmo que pesa, pesa, este pétalo pesó pasó y me deja, deja, pero lento, lento.

Hoy las palabras fueron demasiadas y el cuerpo pesa y la cabeza pesa pesa y el estómago insaciable saciado hace que la cabeza y la sangre sea más lenta y todo pese. Ninguna palabra fue un pétalo, sólo fueron piedras.

Pesa lo que no voy a saber, pesa la Intención de la sensación en la verdad de este hemisferio de la nuez. Pesa pensar en este hemisferio. Pesa pensar más que actuar en este hemisferio.

Deshojada había quedado Margarita.
Racimos de pétalos en la montaña guardaban el mismo silencio del pasado pesado, agigantados los kilos y tamaños.
Pétalos ya nunca marchitados. Pétalos enterrados.

La gravedad habla de ignorancia. La Gravedad arrastra eternamente los pétalos de piedra que quedan en los pies, pétalos de los que sólo Mercurio se liberó con sus alitas.

Oye este Ritmo que Pesa, Vibración constante de los Pétalos por constante Gravedad, Diminutos, Gigantes, de 11 puntas, ovalados, ojivales.

Lo oyes y llevas siempre contigo, este ritmo que pesa, pesa, pesa, pesa. Sólo que cuando no hay silencio lo olvidas y la otra-Frecuencia trae pétalos de pluma, plumitas que irán formando mis alitas de Mercurio.

Se enfrentan hoy las fuerzas pétreas de los Dedos-Pozos ante el Engranaje plumífero Tobillo-Tornillo.

Mercurio, voy en busca de tus secretos y espero aprender a despegar patita.